20 de julio de 2013

Extracto de "Persecución y Fuga"


¿Acaso sabes cuánto valen
aquellas ciudades destruídas?
¿Cuántos sudores de limpios obreros e ingenieros?
¡Ah, mi casa derruída!
¡Ah, sus muros de perfil siniestro!
Habrán muerto mis palomas
y habrán huído mis voces y mis niños.
Atrancad las puertas,
cerrad persianas y entornad postigos.
¡Ha muerto!
Id a llorar al último patio de la casa.
Id a comeros las lágrimas de fuego.
Caigan los techos y tiemblen las murallas
y al pie de cada umbral haya un candil oscuro en su memoria.
¡Cómo te siento camarada distante!
Como el águila sola, el dinero y la angustia.
Tienes polvo y silencio,
minerales terribles que duermen
en la paz de tu inmensa montaña.
¡Cómo te siento en mis perdidas noches!
que nadie ose clamar ni hablar a gritos,
que nadie diga una palabra.
En tu memoria nazco y me consumo,
a tu memoria voy, de tu memoria vengo.
¿Por qué decir tales presencias y tales cosas
si habremos de vivir tras silenciosos días?
¡Ay de mis horas y tormentos!
¡Ay de mi lejana patria y mis amigos!
¿Oyes acaso sobrevenir la noche
con su rostro de campañas
y su temblor desesperado?
Pero, ¡ay!, he desatado el odio y el furor en tus bodegas
fabricando lámparas y flores y ataúdes,
remotos caminos y agobiados puentes.
¿Podré hablarte de motores eléctricos,
de maquinas azules y drogas de acción lenta?
Tu inmensidad, tu lento curso,
tu crecimiento vegetal y silencioso,
tu arma sola y tu hermosura
¿a qué conducen?

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